Esta semana estrenó en Puerto Rico The Final Destination (Final Destination 4),una secuela de horror mediocre que ha recibido pésimas críticas.También estrenó The Cove,un excelente documental que denuncia la matanza de miles de delfines en Japón y el daño que esto ocasiona al medioambiente y la salud.
Mientras que The Final Destination se exhibe en 25 salas,The Cove sólo se exhibe (sin subtítulos) en una de las 241 salas que tiene en la isla el monopolio de Caribbean Cinemas.Y lo hace nada más y nada menos que en el Farts (Fine Arts Cinema),un complejo de salas de cine de alto copete que sólo es accesible a los que viven en el área metropolitana.
Esto significa que la mayoría del público se tiene que conformar con ir a ver bazofia cinematográfica porque no hay ninguna otra alternativa.Es como si nos dijeran:"Si no vives en el área metro cerca del Farts no puedes ver buen cine.No todos pueden ser tan agraciados.Such is life".
Llámenme paranoico-algo que resulta saludable en estos días-pero parece como si todo esto fuera una estrategia de Caribbean Cinemas para embrutecer al público.
Veamos.
The Final Destination,una película tan mala que sus productores pensaban lanzarla directamente a Dvd,se exhibe en 25 salas.
The Cove,un extraordinario documental que entretiene y al mismo tiempo sensibiliza al público sobre el abuso a los animales y los daños al medioambiente,se exhibe en apenas una sala.
Definitivamente,nos quieren brutos.
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